Familia: nido y jaula
AC: mención violencia intrafamiliar
La familia puede definirse de tantas formas como acepciones queramos otorgarle. Puede ser la unidad básica que compone una sociedad, un grupo de personas que cohabitan y comparten algún tipo de lazo, tradicionalmente sanguíneo, o un grupo socialmente reconocido como tal, por poner algunos ejemplos. Algunas personas diferencian la familia sanguínea de la familia elegida, muy relacionado con el hecho de emanciparse y tomar decisiones propias.
En cualquier caso, todes podemos atestiguar el impacto de la familia que nos ha criado. Desde la caricia más tierna a una sonora bofetada, son gestos que van delimitando nuestra personalidad. Es más, los lazos de sangre nos definen socialmente, incluso con su ausencia, desde antes de soltar nuestra primera palabra: la hija de […], el huérfano, la adoptada, le hije de madre soltera, etc.
Todo ello hace que el seno familiar se convierta en un territorio incómodo, vigilado, burocrático, (re)conocido e ineludible, como las embajadas en suelo extranjero.
Datos familiares
Según la encuesta a 118 autistas adultes para el número 5 de la revista autista (descárgalo gratis aquí),
4 de cada 5 personas autistas no se sentían comprendidas y/o aceptadas por su familia.
La razón principal detrás de ese rechazo fue la forma de ser, seguido por el aspecto físico, mientras que en el caso de les disidentes, se refería más al propio género y orientación sexual.
Sin embargo, el dato más perturbador tiene que ver con la violencia perpetrada por miembros de la familia. El 95% de autistas que respondieron a la encuesta afirmaron haber recibido algún tipo de abuso, ya fuera psicológico (por ejemplo, chantaje emocional), verbal (insultos), físico, social (aislamiento), económico (limitar el acceso al dinero), material (restringir el acceso a ropa) o sexual.
Consecuentemente, más de la mitad de les autistas deseaba cortar lazos con su familia. Tampoco es de extrañar, vistos los datos, que el 84% de las personas autistas consideren que necesitan terapia psicológica para tratar temas familiares.
El papel de las madres
Siguiendo con la encuesta, la figura materna fue la que tuvo un mayor impacto positivo… y también negativo.
Este dato, además de dejar a las claras los roles de género en la crianza, resume a la perfección los dos extremos antagónicos de la familia: el afecto y la más pura violencia.
La crianza, por definición, se refiere al cuidado y la protección, algo que no define ni mucho menos garantiza la familia.
En nuestra sociedad, la figura materna es la encargada principal de la crianza, de procurar ese desarrollo, pero a la vez no deja de formar parte de una estructura cuyo fin es el de organizarse en un sistema capitalista.
El consumir capitalista y cuidar representan acciones antagónicas en la sociedad del consumo, de forma que la balanza acaba decantándose por uno u otro.
Si a eso se le suman traumas intergeneracionales, neurodivergencias y tradicionalismo, el resultado es un cóctel explosivo contra la (neuro)diversidad.
En la cadena trófica del cisheteropatriarcado, las infancias se sitúan por detrás de las mujeres
Reflexiones finales
Las familias constituyen una forma de organizarse, sí, pero tradicionalmente su núcleo ha sido la crianza y, por ende, el cuidado. Más allá de todas las implicaciones históricas y complejidades del entramado familiar, algo falla si lo más elemental, la aceptación y cuidados básicos, están ausentes para la mayoría.
Quizás sea hora de repensar para qué formamos familias y si incluso tienen sentido en muchos casos.
O por contra, pensar nuevas formas de crianza que no reproduzcan las violencias sistémicas en el hogar.
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